Necesidades Particulares

Los suburbios fabriles iban surgiendo adelante mío, me adentre en ese silencio raro, voy pisando cristales rotos, diarios antiguos, cosa sin nombre en la noche. Mi trabajo no queda mucho más lejos, la dirección debería estar unas dos cuadras más adelante. Nadie me hablo mal de este barrio y aun así nadie me recomendó aceptar el turno noche, en fin es un trabajo, dinero en contra-prestación de un servicio realizado por mi persona en una determinada cantidad de tiempo; con el dinero sobreviviría mejor, pagaría el alquiler unos meses y podría comprarme algo de ropa nueva, quizás hasta ahorrar para cambiar la tv o la computadora. Esa promesa me tenía acá, cruzando calles que nunca cruce un día que estuvo muy nublado y ventoso, ahora me rodeaba el frío de la luna. Adelante alguien dobla la esquina del lado de enfrente, no puedo verlo bien, hay árboles y autos sobre la vereda. Espero lo mejor pero me preparo para lo peor. Cruzando la siguiente calle veo algo de luz, una ventana, quizás sea un kiosco o alguna persona que aun da vueltas en su cama, viendo algo en alguna pantalla o bebiendo una segunda copa de algo…la luz amarillenta se me hacia algo así como un aliada;  enfrente el otro transeúnte camina más despacio, está casi a mi misma altura, se detiene, ¿porque se detiene? Yo me meto en la entrada de lo que parece una vieja fábrica, la puerta tiene un timbre, lo presiono y resuena en un espacio gigantesco, me quedo allí y de a poco giro resuelto sobre mi eje, reviso la vereda de enfrente pero no veo a nadie, en medio de la calle el extraño aparece ante mí y parece mirarme, ahí no hay nadie hace mucho, cerro amigo, me informa sin pedírselo, le tengo que responder..

- Ah sí me parecía, debe ser en la otra cuadra el lugar que busco  -le respondo con tono firme- debe ser   -me responde acercándose- no deja de mirarme, quiero salir de la entrada, no sé qué quiere, no habla solo me mira, no puedo verle bien la cara, que esta semi cubierta con una capucha gris

-Te equivocaste -me dice- acá siempre se equivocan muchos, se pierden muchos…

Pega una zancada y se me interpone, dice no querer lastimarme, sin embargo su mano sujeta un pedazo de cuchillo tramontina, esta herrumbrado y sucio, se mueve inquieto y mueve la manito con el objeto filoso, yo intento tranquilizarlo pero no ayuda, reviso el bolsillo de atrás, sé que no tengo más que unos pocos billetes, se los ofrezco, ofendido me golpea la mano, los billetes caen al suelo, ahora me pone contra la pared y apoya su cuchillito en mi cuello

- No me faltes el respeto me increpa, yo iba a dejarte ir sin hacerte nada me entendes, pero ahora…ahora me la haces difícil, irrespetuoso… ¿quién te crees que sos?   Dame la billetera, el celular, ¿tenes documento?

Si, si, le digo ya casi en un modo que me siento más dominado por mi propio instinto y el miedo que razonando mis actos y palabras, pero esto se complica, no quiero darle mi documento, si se lo doy seguro no voy a poder entrar a trabajar hoy, quizás ya nunca, en la fábrica que está a dos cuadras mas. Darle lastima no va a servir, lo empujo y grito, pido ayuda en dirección a la ventana de la otra cuadra, veo que apagan justo la luz, repito mi pedido pero el golpe de atrás me sorprende y aunque no caigo me doy vuelta torpe

-Voy a un laburo, dejame loco…

El hombre parece estar a la expectativa de los alrededores, una luz se prende enfrente, creo ver a alguien doblar en la esquina detrás de él, tomatela me dice, que raje, que corra, que no me aparezca más por ahí. Sale corriendo el también, lo escucho mientras corro para el lado contrario, después de cruzar la calle ya no lo veo, estoy casi seguro que doblo en la esquina. Respiro una y dos veces, me toco al cara, veo la dirección y estoy casi seguro que la fabrica que me contrato es esta de al lado, las luces se apagan, solo quedan mis ojos.

Toco timbre pero no quiero entrar, no voy a querer salir después, ni volver a venir. Suena una voz en el portero, le doy mi nombre y me dice que espere…me pego lo mas que puedo a la puerta y espero, unos minutos pasan, casi sin moverme escucho por fin la voz de nuevo

-Ya le avise al encargado esperame tantito que ahí que baja

le empiezo  a decir si puedo esperarlo adentro cuando corta. Pasa un minuto más, se escucha una moto a lo lejos, quiero volver a tocar el timbre, pero lo van a tomar a mal, espero, la moto viene por la otra cuadra, escucho pasos y una puerta destrabarse, me acomodo un poco más lejos de la puerta, la moto frena en seco, baja de el hombre de la otra vez, es en realidad más joven creo, viene corriendo contra mí  ¿no te dije que te fueras? –grita- la puerta está abierta, yo me vuelvo para entrar pero el hombre que la abrió me empuja y cierra de un portazo, escucho que grita que llamen al comando, pero el tipo este ya me clavo parte de ese tramontina, creo  empujarlo para sacármelo de encima, caigo, me insulta y se sube la moto de un salto, el otro que maneja acelera y se van. Saco mi documento y lo sostengo en el pecho, siento la pared, apoyo la cabeza.


 

      


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