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Legados

  Sobre unos papeles gastados, aparecían las letras manuscritas del viejo en un cuarto de la casa, mantenida en pie por quien sabe que piadoso dios. Grillos lejanos y el viento viajero de estos lugares perdidos formaban la masa sonora del lugar, algo en el cielo presagiaba la tormenta. El viejo hace mucho había desaparecido, pero quizás en un sus últimos días de cordura o conciencia nos mando avisar que dejaría sus escritos en el cuartito del fondo, ahí estaban sus herramientas, sus diarios viejos anunciando tragedias y crisis sobre los hombres de aquellos tiempos, alguna vez le escribí y en la carta lo llame papa o creo recordar hacerlo, pero la verdad apenas pude verlo unas pocas veces cuando lo visitamos. Los veranos en la sierra eran sobretodo calurosos, siempre lo veía con una lata fresca en su mano mirando el rio con admiración, apenas nos echaba una mirada y alguna palabra cuando no volvíamos molestos. El viejo sintió un llamado extraño en mitad de su vida o quizás desde hace

Todos saben todo

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  Había entrado en un laberinto pero no me había dado cuenta, no recordé hacia donde iba, estaba solo de repente, mis compañeros se habían ido volviendo recuerdos detrás mío, como sí los adoquines de esta urbe cuadrada y traicionera se habían estado ensanchando y con ellos las calles, alejando las veredas, manzanas y nuestras mismas viejas caras. No es que nunca había estado perdido, en esta ciudad pequeña y enroscada suele suceder es un don de la misma, me dieron, nadie por más tiempo que la   haya habitado logra evitar que alguna noche, alguna tarde, sin aviso y desapercibido, se encuentre pisando un mareo extraño, una incertidumbre acerca del camino, sobre los propios pasos, esos lugares tan comunes se vuelven lo suficiente raros y distintos para hacer dudar al más firme y seguro habitante.   Era una boceto de metrópolis que quedo en eso, un pre diseño para hacer lo que no fue, la gran ciudad modelo del futuro. Ahora es, permanece, como dibujo de grafito a trazos grandes y bie

Necesidades Particulares

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Los suburbios fabriles iban surgiendo adelante mío, me adentre en ese silencio raro, voy pisando cristales rotos, diarios antiguos, cosa sin nombre en la noche. Mi trabajo no queda mucho más lejos, la dirección debería estar unas dos cuadras más adelante. Nadie me hablo mal de este barrio y aun así nadie me recomendó aceptar el turno noche, en fin es un trabajo, dinero en contra-prestación de un servicio realizado por mi persona en una determinada cantidad de tiempo; con el dinero sobreviviría mejor, pagaría el alquiler unos meses y podría comprarme algo de ropa nueva, quizás hasta ahorrar para cambiar la tv o la computadora. Esa promesa me tenía acá, cruzando calles que nunca cruce un día que estuvo muy nublado y ventoso, ahora me rodeaba el frío de la luna. Adelante alguien dobla la esquina del lado de enfrente, no puedo verlo bien, hay árboles y autos sobre la vereda. Espero lo mejor pero me preparo para lo peor. Cruzando la siguiente calle veo algo de luz, una ventana, quizás sea u

Reflejo retrasado

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¿Que hay después de la perfección? La nada. Mi miedo es a la nada... Tanto temer a la nada, al vacío, Soy la nada. Sobre los lentes No soy quien reflejo, Hay alguien más  Esta vivo, respira Anhela algo que olvidé y ahora...  Ahora sueño solo a veces Detrás de telones negros, suave tensión Aislamiento adolescente Desorientado, en un pueblo pequeño Nadie es de fiar. Las marcas que veo son mis marcas Los signos de lo imposible Me atan,  Decadencia hace lo imposible Perfección, Muere monstruo sin piel De cristal tan fino  Transparente nos envuelve Acá estoy empañando el vidrio Chamuscando mi tiempo Por no pisar sin querer una hormiga, Por mantenerme tan fiel a la nada.

El crítico

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(Para Bossa, Orion, y quienes los quisieron) Es increíble como después de tanto premio, tanto lujo bien ganado, una vida de placeres bellos, uno se vuelve rutinario y ordinario. Me dedico a escribir o solía hacerlo, ahora en esta ciudad tan lejana de sí misma, solo tengo un espanto de casa, que se erige en soledad, en un barrio tan muerto como una roca de Marte. Puedo quejarme, siempre lo hice y ahora me enfrento a un gran dilema, mi gato Orión, el más enérgico de los felinos que conozco,   que yo creo fue un gran emperador en su anterior vida,   insiste en quedarse en mi cuarto. No contento con esto, se acurruca despacio sobre mi cuerpo en mi pequeña cama. Yo batalle muchas horas con mi viejo insomnio y ahora que por fin mi mente parece intentar flotar sobre mi conciencia… él salto de improvisto a mi cama, alterando mis nervios una vez más. No contento con aquello me siguió al escritorio donde buscaba apuntarme a disfrutar de una buena copa, intentaría, como otras noch

Todas esas pisadas en silencio.

Las propias decisiones son como piedras que adoquinan un camino, el sonido que reproducen al pisarlas en una noche tranquila, rebota contra las casas adelante y contra nosotros. Somos lo queremos ser aun sin darnos cuenta. Un viento suave de la noche nos envuelve nuevos, hay olor a lluvia y arriba una delgada medialuna nos revela: algunas estrellas se ven mas brillantes desde afuera de la ciudad. No tan lejos se escucha una canilla mal cerrada o defectuosa. En nuestro camino los sonidos se nos mezclan, no sabemos que esta afuera y que esta adentro; esta noche dejare que así sea, mejor estar poroso que frió e inexpugnable. Seré eficaz haciendo lo que es menos productivo...o equivocando el paso una vez mas.

Promesas de una noche de verano

Cambiar de nuevo. Querer ser otra vez. Fabricar un  pacto innovador. Sacar a los padres de la cabeza, ser tu propia mente virgen. Erigir los nuevos edificios. Ensanchar las calles. Abrirse puertas y ventanas. Mantener el cuerpo. Fortalecer las amistades. Trabajar en equipo. Disfrutar. Creer. Tener fe y dar el paso. Ser movimiento y confiar. Ser risa y sudor. Es de nuevo el momento. Y ya no estoy sólo.