Legados
Sobre unos papeles gastados, aparecían las letras manuscritas del viejo en un cuarto de la casa, mantenida en pie por quien sabe que piadoso dios. Grillos lejanos y el viento viajero de estos lugares perdidos formaban la masa sonora del lugar, algo en el cielo presagiaba la tormenta. El viejo hace mucho había desaparecido, pero quizás en un sus últimos días de cordura o conciencia nos mando avisar que dejaría sus escritos en el cuartito del fondo, ahí estaban sus herramientas, sus diarios viejos anunciando tragedias y crisis sobre los hombres de aquellos tiempos, alguna vez le escribí y en la carta lo llame papa o creo recordar hacerlo, pero la verdad apenas pude verlo unas pocas veces cuando lo visitamos. Los veranos en la sierra eran sobretodo calurosos, siempre lo veía con una lata fresca en su mano mirando el rio con admiración, apenas nos echaba una mirada y alguna palabra cuando no volvíamos molestos. El viejo sintió un llamado extraño en mitad de su vida o quizás desde hace